Farmacia Elena Martín Fernandez. Farmacia 12 Horas. Ortopedia, farmacia en Alcorcón

12 años y ni una sola queja, da gusto ir, y ver cómo ha ido creciendo poco a poco. Todos muy amables, profesionales, simpáticos, atentos, no les pongo más estrellas porque no hay más.

Farmacia 100% recomendable. Trato inmejorable, muy profesional y muy humano. El servicio que ofrecen, a parte de ser muy amplio, va mucho más allá de lo que se espera de una farmacia, preocupándose por el cliente, buscando soluciones personalizadas y proporcionando siempre una respuesta rápida.

Farmacia con grandes profesionales, a destacar su titular Elena que tiene muchos años de experiencia. Se comportan como lo que son: un establecimiento sanitario, donde se toman en serio la salud de las personas que allí acudimos. De trato muy cercano, como la farmacia de barrio de toda la vida pero en estilo renovado. Ahora también ofrecen servicio de ortopedia, algo a tener en cuenta en la zona que está ubicada.

Ir a la Farmacia de Elena es estar como en casa. Desde que entras hasta que te vas, estas agusto. Siempre te reciben con una sonrisa en la cara. Son buenas profesionales, te asesoran, te ayudan y te entienden. Desde que hicieron la reforma, no es una farmacia cualquiera. Tienen diversidad de productos para ofrecer al cliente: productos para el cuidado del bebé, de ortopedia, de herbolario,..., sin duda es un lugar al que acudir.

Yo trabajé allí casi diez meses y las compañeras Eva y María son buenas personas y buenas profesionales. No puedo decir lo mismo de la titular de la oficina de farmacia, Elena pues me rescindió el contrato sin avisarme y alegando que trataba mal a los clientes/pacientes cosa que no es cierta.

La farmacia es preciosa y el trato es de 10. Tienes un trato personalizado, saben en todo momento lo que te va a venir bien por ejemplo en el tratamiento de la piel y del cabello. La parte óptica está súper bien.

Muy buen trabajo por parte de todo el equipo, trato muy cercano en el que escuchan cualquier duda y dan consejo profesional. La farmacia está muy bien ubicada, es fácil aparcar cerca y está a pocos minutos de la estación de metro.

Salgo indignada. Es la primera vez que me pasa algo así. Se niega a venderme un simple analgésico en plena crisis de migraña, aún llevando receta, porque dice que es muy antigua, cuando es una receta privada de hace cinco meses para una enfermedad crónica.